martes, 19 de febrero de 2013

Claves para pasar de un enojo destructivo a uno constructivo

Articulo extraido de La Nacion.

Enojarse con el jefe no puede traer buenas consecuencias, a menos que la emoción sea guiada
Por Alberto Sanjurjo  | Para LA NACION

 
¡Cuánto más penosas son las consecuencias del enojo que las causas que lo produjeron!, remarcaba Marco Aurelio en el siglo II. Los enojos y nuestra incompetencia para manejarlos nos pueden provocar problemas en nuestros vínculos interpersonales y a veces, imposibilidad de progresar en la organización. Muchas de las situaciones de enojo se dan con el jefe, por lo que necesitamos aprender a manejar el enojo como parte de nuestro pack de habilidades emocionales básicas. Y para ello, es necesario conocer y saber transitar las etapas para enojarse bien:
Sobrecarga física. Ante una circunstancia frustrante - por ejemplo, una promesa incumplida o una mala forma de comunicar un mensaje por parte de nuestro jefe-, nuestro cuerpo reconoce que nos hace falta algún recurso adicional para resolver esa situación. Entonces, genera neurotransmisores -adrenalina y noradrenalina-, que constituyen un remanente de energía destinado a solucionar la frustración. Esto es básicamente el enojo: una sobrecarga de energía que genera determinados cambios observables. Se nos dificulta escuchar y necesitamos hablar para expresar lo que nos pasó. Corporalmente, hay un aumento de las pulsaciones, aceleración de los movimientos corporales (manos por ejemplo), cambios en el tono de voz, un aumento en el ritmo del habla, etc. En ese momento reactivo, si habláramos probablemente confundiríamos el problema con la persona, y haríamos cosas que jamás haríamos con la cabeza fría. En esta etapa, una conversación con nuestro jefe tiene grandes probabilidades de terminar mal. No sólo no solucionaremos el problema de fondo sino que se generarán nuevos problemas. Por eso, durante esta etapa no debemos hablar con nuestro jefe.
Descarga física. Es el proceso que nos permitirá eliminar o disminuir el exceso de neurotransmisores de nuestro cuerpo. Tenemos 3 formas para hacerlo: realizar algún ejercicio físico, hacer ejercicios de respiración o ganar tiempo.
Dependiendo de la situación y en el contexto en el que nos enojemos, podremos: realizar una caminata rápida alrededor de la manzana o ejercicio físico. Alternativamente, ir a un ámbito más privado y realizar 10/15 minutos de técnicas de respiración a diferente velocidad y ritmo (existen múltiples y diversos lugares para aprender estas técnicas). O, finalmente, la vieja técnica de "contar hasta diez" antes de reaccionar. Si bien esto no elimina por completo los neurotransmisores, ayuda a disminuir su cantidad. En este sentido, sabiamente algunas empresas de origen japonés disponen en el trabajo de una "habitación del enojo" en la que cuentan con una bolsa de boxeo para poder descargar el enojo antes de ir a conversar con el jefe.
Descarga emocional. Una vez realizada la descarga física, estamos en condiciones de conversar. Y es necesario que conversemos acerca de lo que nos pasó con el enojo. Así, en este punto, sugerimos preparar una conversación con la persona con la que nos enojamos, que tendrá que incluir una explicación de lo que nos pasó con la situación, evitando los juicios personale

No hay comentarios:

Publicar un comentario