martes, 19 de febrero de 2013

El trabajo como juego, una nueva tendencia


 

Articulo extraido de La Nacion.

Por Jorge Mosqueira
Acá se viene a trabajar, no a jugar. Esta reprimenda da vuelta varias veces al mundo en oficinas, talleres y escuelas, dividiendo las aguas entre lo que debe hacerse y lo que está prohibido. ¿Y si fuera al revés?
Poco a poco va surgiendo la tendencia a la gamificación, que consiste en incorporar el juego en procesos de marketing, desarrollo de recursos humanos y modificaciones de conductas en actividades de capacitación. El nombre proviene del inglés, game, y su traducción literal al español es francamente horrible, algo así como jueguización. El recurso no es novedoso si recordamos que hace bastante tiempo que se lo viene utilizando a través de técnicas de enseñanza-aprendizaje, como los role-playing, juegos de roles o simulaciones, pero el éxito de los videojuegos, que alcanzó a los adultos, da paso a tomárselo más seriamente. El pasado 20 de septiembre se celebró el Gamification World Congress y se estima que para 2014 más del 50% de las empresas habrá gamificado algunos de sus procesos, como afirma Kevin Werbach en el portal Factor Humano.
Otras experiencias llevadas a cabo por Volkswagen en Alemania, pero en el ámbito público, son ilustrativas. Para alentar el uso de los escalones normales en vez de las escaleras mecánicas, convirtieron a aquellos en teclas de piano, de modo que cada paso da lugar a un sonido y hasta puede lograrse una composición musical si se combinan adecuadamente. Un simple contenedor de papeles callejero produce un sonido que imita la caída de cualquier objeto que se deposite hasta una profundidad de cientos de metros, lo que dio como resultado que su uso fuera más divertido, recolectando 72 kilos en vez de los 41 de un papelero normal.
Son abordajes diferentes, que pueden reducir de algún modo el efecto de los trabajos tediosos. "La razón por la que la jueguización es tan popular es porque la mayoría de los trabajos son increíblemente aburridos", explica Gabe Zicherman, quien organizó una conferencia sobre el tema en Nueva York.
En el célebre texto de Joan Huizinga, Homo ludens, el autor cuestiona el concepto de Homo sapiens porque, después de todo, "no somos tan razonables como gustaba de creer en el siglo XVIII". También se aplicó el nombre Homo faber, al que también cuestiona: "Me parece que el nombre de Homo ludens, hombre que juega, expresa una función tan esencial como la de fabricar, y merece, por lo tanto, ocupar su lugar junto al de Homo faber" .
La disociación entre trabajo y juego podría tener menos fundamentos, y sería un enfoque diferente al que hoy se implementa para retener al personal. La incorporación de ámbitos recreativos -como salas de relajación, mesas de ping pong y otros entretenimientos- sigue siendo extralaboral en todas las empresas, menos en algunas pocas.
En otras palabras, sirven para hacer un paréntesis entre la diversión y el trabajo propiamente dicho, que pertenece a una actividad más solemne. Hay quienes se divierten con lo que hacen, pero son muchísimos más los que se aburren y deterioran. Ya hay experiencias como, por ejemplo, la tarea de facturación, convertida en juego en la empresa SAP AG.
Se necesita mucha imaginación, mucho abandono de prejuicios, pero es un camino fascinante y, seguramente -nunca olvidar-, más productivo 

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