“No es porque las cosas sean difíciles que no nos atrevamos, es porque como no nos atrevemos se vuelven difíciles” – Séneca
Quiero compartir con Uds. una serie de reflexiones que tienen que ver
con algo que me pasa y que está asociado con la zona de confort. Me
gustaría conocer sus opiniones y experiencias.
Las personas estamos acostumbradas a la rutina: nos levantamos a la
misma hora, desayunamos lo mismo, vamos al trabajo por el mismo camino,
nos relacionamos con la misma gente. Nuestra vida tiene un esquema sobre
el que pocas veces hay cambios.
¿Sabes por qué? Porque de esta manera, haciendo siempre lo mismo, nos
sentimos cómodos por hábito y costumbre, y si nos cambian algo nos da
miedo, nos produce ansiedad o nerviosismo.
Yo soy de estar en la zona de confort. Soy vago y cobarde para
atreverme con cosas que me incomodan. ¿Asumir riesgos?… eso es para
otros. Me agobia y me enfurece cuando me veo sometido a situaciones
fuera de mi zona de confort y me siento enormemente aliviado cuando me
alejo de ellas para volver a mi cueva.
Sin embargo, se me hace difícil entender cómo pude un día aprender a
nadar, a andar en bicicleta o a manejar. Por otra parte, el haber sido
capaz de hacer estas cosas (y muchas otras en mi vida) debería hacerme
pensar que puedo hacerlo con otras, ¿no?
Dicen que el aprendizaje y el crecimiento personal sólo se produce
fuera de esa zona de confort. Y dicen que el crecimiento personal es una
de las mayores fuentes de satisfacción personal. Por lo tanto, se
produce la paradoja de que para alcanzar la satisfacción se tiene que
exponer uno a la incomodidad, mientras que quedarse a resguardo y cómodo
lleva a la frustración. El corto plazo y el largo plazo, una vez más.
Un ejemplo, siempre vigente, es cuando se sigue en el mismo trabajo
haciendo siempre lo mismo, mes tras mes, año tras año y uno nunca se
actualiza, se cree que nunca se acabará la “comodidad”, pero pasan los
años y, un buen día, te echan, se sale hacer algo que uno o no sabe o no
se acuerda – el buscar trabajo – y allí es cuando uno se da cuenta que
es obsoleto… Entonces el estilo de vida recibe una sacudida y hay
personas que no lo pueden soportar, caen en depresiones, cambios de
carácter, vienen los divorcios y, a veces, hasta el suicidio…
Por lo tanto, si se tiene mucho tiempo en el mismo trabajo, pareciera
que lo mejor es actualizarse e ir a cursos y seminarios (pagos por la
empresa o por uno mismo). La mejor inversión es la educación en uno
mismo y, si se tiene un trabajo que no satisface, lo mejor es irse con
otro trabajo. Y, si esto último no es posible y uno tiene “reservas”
financieras suficientes, el irse también es una opción. La salud lo
agradecerá.
Si no nos ponemos en peligro estaremos seguros, así que cuando
permanecemos dentro de nuestra “zona de confort” tendremos esa sensación
de seguridad. La desventaja es que si permanecemos dentro de esa zona
no progresamos.
Justamente hacer cosas a las que no estamos acostumbrados es lo que
nos lleva a aprender y a crecer como personas. Aquellos que de verdad
persiguen sus sueños y están dispuestos a conseguirlos, saben que para
lograrlos tienen que romper con sus hábitos, enfrentarse a sus temores, y
hacer cosas que jamás pensaron que se atreverían a hacer.
Todo cambio trae aparejado un trabajo interior, es hacerse
responsable de crear el propio destino. La cuestión no es el tiempo que
lleve, sino que se está en camino. Tomar acción, buscar respuestas,
tomar la responsabilidad de cada cosa que sucede en la vida de uno,
comprometerse con el cambio y con el resultado del mismo, sin detenerse
ni en el pasado ni en el presente, sino en crear el futuro.
De la misma manera que al practicar un deporte ciertos músculos se
fortalecen, para afianzar nuestra personalidad y nuestras creencias
mentales tenemos que hacer cosas a las que no estamos acostumbrados, que
nos causan miedo, vergüenza o incomodidad.
Salir de la comodidad es comenzar a “vivir de la forma que eliges
vivir”, es comenzar a pensar y crear abundancia en todos los aspectos de
la vida, sabiendo que los problemas atraerán soluciones y
oportunidades.
A veces pienso cuántas veces en mi vida he dejado pasar nuevas
oportunidades, y no las escogí por temor ya que preferí no arriesgar y
continuar en mi zona de confort.
(*) Oscar H. Canorio es Contador Público, Licenciado en
Administración, con un MBA en la UADE Business School. Contacto:
ocanorio@olagroup.com.ar
No hay comentarios:
Publicar un comentario